Tras los primeros pasos del Kabuki, su origen con Okuni y posterior evolución al Kabuki de hombres que sienta las bases para el Kabuki tal y como se conoce en la actualidad, comienza una segunda etapa del Kabuki de Edo. Esta forma teatral alcanzará su madurez a lo largo del periodo conocido como Genroku. Técnicamente se habla de una duración de 16 años que va desde 1688 a 1703. Sin embargo, desde el punto de vista del desarrollo artístico y social, se puede abarcar como Genroku el espacio de tiempo entre 1673 y 1735. La época de esplendor cultural durante el shogunato de Tokugawa, cuando el Kabuki alcanza su forma definitiva, compitiendo con el teatro de marionetas, el Bunraku.
Durante la etapa de Genroku y en concreto a mediados del siglo XVIII, el teatro de marionetas o Bunraku, se encuentra en auge como forma teatral preferida por el público. Esto no quiere decir que el Kabuki desaparezca, sino que queda relegado a un segundo plano, aunque no por mucho tiempo. A partir de la segunda mitad del siglo, el Kabuki consigue ponerse al frente como el teatro más popular entre el público, gracias a la absorción de elementos propios del Bunraku (composición de obras, producción y musicalidad).
El asentamiento del Kabuki como tal, se da gracias al desarrollo de los aspectos que hoy día se consideran propios de esta manifestación teatral. Gracias a la influencia del Bunraku en cuanto a su musicalidad, se introduce el shamisen (instrumento de tres cuerdas a modo de laúd), obtiene como resultado una mayor elaboración de la música, pero también de las danzas que formaban parte de las obras. En el teatro propiamente dicho, se mejora el denominado escenario giratorio y se establece el doble hanamichi, para aquellas obras que lo necesiten. Este último aspecto consiste en la presencia del hanamichi izquierdo fijo (de mayores dimensiones), y el añadido de una segunda plataforma de menores dimensiones que no es fija. En cuanto a la actuación teatral, se asienta finalmente el aragoto gracias a la contribución del actor Ichikawa Danjūrō. Se trata de un tipo de escenificación que se caracteriza por la exageración tanto en la forma de hablar, los movimientos, como en el maquillaje del personaje. Por último, hablar de la evolución de los roles del teatro en esta etapa. En sus inicios las actuaciones de Kabuki de Okuni y su grupo se basaban en obras de tres personajes (personaje masculino, personaje femenino, cómico). Estos tres papeles darán paso a los ocho roles básicos, que son: el héroe, el villano, el personaje femenino, personaje de contraste, hombre mayor, mujer mayor, el joven y un niño. Con el paso del tiempo se crearán varias subdivisiones de estos ocho roles, que en sí mismos son independientes y cada uno cuenta con un tipo de maquillaje y vestuario simbólico propio.
Representación de la obra Shibaraku, a mediados del siglo XIX.
El Kabuki en la etapa Meiji
Con la llegada de la Restauración Meiji en 1868, que supuso la disolución del feudalismo, el fin del régimen militar del shogunato, la vuelta al poder del emperador y la apertura del país al exterior, llega el deseo por adaptar la influencia occidental. Esto lleva a la “occidentalización” del arte japonés como queda bien reflejado en los edificios del momento, que toman la arquitectura contemporánea occidental y la aplican en el ámbito del país nipón. El gran impacto de la cultura occidental, llegará también al Kabuki aunque quizás en menor medida que en otros ámbitos artísticos. Los principales aspectos que se van a adaptar, son los asientos de teatro, ya que con anterioridad el público se sentaba en el suelo de tatami, la introducción de la luz eléctrica y la mecanización de los aparatos utilizados en el teatro. Sin embargo, el Kabuki como forma teatral no gustaba al gobierno, ya que para un país moderno del siglo XIX era una manifestación arcaica. Hubo por lo tanto un intento de cambiar profundamente este espectáculo para adaptarlo a los nuevos tiempos, por iniciativa del Grupo de Reforma Teatral. Para la modernización del Kabuki se establece que era necesario crear nuevas obras que tratarán hechos históricos que subieran la moral del ciudadano, eliminar los onnagatas y volver a integrar actrices femeninas, y por último debía adaptar una gestión que siguiera el modelo europeo. Ante la dificultad de cambiar el Kabuki, acaba surgiendo una nueva forma de teatro más en la línea del teatro occidental contemporáneo, que es el Shinsei Shimpa. Esta nueva forma artística se diferencia del Kabuki por la ausencia de la recitación jōruri, el uso de efectos de sonido realistas, deja de lado el acompañamiento musical de la pequeña orchestra lateral, las actuaciones dejan de ser exageradas, las obras tratan sobre la clase media, y el papel femenino podía ser ejecutado por un hombre o una mujer. En todo caso fue un paso hacia el teatro moderno propiamente dicho, que sirvió como puente entre el Kabuki tradicional y el teatro actual. Por lo tanto, se convierte en una forma de teatro “clásico”, resultado de más de 300 años de historia y la mezcla de influencias artísticas y teatrales diversas.
El Kabuki pervive como una de las últimas manifestaciones de teatro tradicional, que ha sido inscrito en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en 2008 como obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad.