El Kabuki, como forma teatral que surge por y para el pueblo, se caracteriza por la unión de varias manifestaciones artísticas, siendo una de ellas la música. Esta es uno de los elementos que forma parte del Kabuki y quizás sea uno de los menos comprensibles en occidente, ya que la música tradicional japonesa sigue unos cánones diferentes a los que estamos acostumbrados. En todo caso, al igual que sucede con la mayoría de manifestaciones culturales, se ve influida por los cambios dentro de la sociedad. Dentro de la música del Kabuki, es necesario destacar el cambio que supuso el auge de la clase mercantil que era considerada una de las más bajas junto con la plebe. El mayor desarrollo de estos mercaderes, lleva a la creación de una cultura propia dentro de la cual también tiene cabida la música. Esto irá de la mano del espíritu nacionalista que empieza a suplantar la moda intercultural de periodos anteriores, que fijaba sus modelos sobre todo en China, hasta la llegada de la Restauración Meiji en la cual la música tradicional entrará en declive.
Dentro de éste panorama destacan los instrumentos musicales y nuevos géneros, que se desarrollan entorno a la clase mercantil, basándose en el uso del Koto, Shamisen y el Shakuhachi (posteriormente sustituido por el Kokyu) como grupo. El más destacado de estos tres, será el shamisen que precisamente es un instrumento que empieza a desarrollarse en el periodo Edo. La música de esta época seguía unas ideas filosóficas y estéticas determinadas, pero en el ámbito teatral su función era meramente la del entretenimiento y disfrute. La música del Kabuki variaba en relación con el tipo de obra y el género de la misma, pudiendo asociarse a pieza de baile o danza, servir como música de fondo, para el acompañamiento de diálogos o monólogos, o a modo de preludios o interludios que servían para la ambientación del drama que estaba por venir.
Las interpretaciones musicales se dividen en dos grupos: el ensamble que se sitúa a la vista en el lateral del escenario principal (De-Bayashi) pudiendo variar según el género, y el grupo a la izquierda que se encuentra oculto en una especie de habitación separada del resto por medio de una pantalla de madera (Kage-Bayashi). Dentro del primer grupo se encuentran tres géneros conocidos como Gidayū, Tokiwazu y Kiyomoto, además de Nagauta.
El Gidayū es un tipo de narración cantada dentro del estilo jōruri, que proviene del Bunraku o teatro de marionetas. El número de músicos que interviene depende del tipo de obra, pero generalmente se habla de uno o más narradores y músicos encargados de tocar el shamisen. Esta formación se suele situar a la vista en un lateral del escenario principal sobre una plataforma, encargándose sobre todo de aquellas escenas en las cuales no hay un diálogo.
El Tokiwazu y Kiyomoto, que pueden estar ubicados en cualquiera de los laterales del escenario, acompañaban piezas de baile o danza (en algunas de estas obras, es común la presencia de grupos musicales diversos especializados en géneros determinados que se alternan a lo largo de la escenificación). Al igual que el Gidayū es una variación del estilo jōruri.
Por último el Nagauta, que se caracteriza por un estilo lírico vocal, se usa principalmente para acompañar obras de baile. Esta formación se sitúa de nuevo a la vista en el lateral del escenario principal, sobre una plataforma cubierta por tela roja. A diferencia de los otros dos géneros, éste se encuentra acompañado por un grupo musical menor denominado Hayashi, formado por flauta y varios tipos de tambores (basado en el teatro Noh). El Hayashi se sitúa en una linea paralela a la Nagauta.
En este ámbito tiene mucha importancia la música que suena fuera del escenario, gracias a los músicos del Kage-bayashi que se encuentran en un habitáculo ocultos del público. Dentro de esta estancia se encuentran diversos tipos de instrumentos desde shamisen con sus correspondientes cantantes, instrumentos de percusión, de viento, campanas, gongs y hasta flautas de bambú, etc. El trabajo principal de esta formación será la representación de sonidos relacionados con la ambientación de las obras, es decir, aquellos provenientes de la naturaleza (nieve, viento, truenos…) o composiciones determinadas que se vinculan a espacios (palacios, casas de Samurai, templos budistas…).
La música incluye todo, no solo aquellas piezas musicales que acompañan el desarrollo de las obras teatrales sino también los sonidos que ayudan a dar plasticidad a las historias que los actores están intentando transmitir. La musicalidad propia del Kabuki es uno de los elementos que pueden resultar más complejos para el público que no está familiarizado con los cánones de la música tradicional japonesa. Esto se debe a la mentalidad y filosofía que se encuentra detrás de muchas de las artes en el país nipón, que es alcanzar la armonía entre el hombre y la naturaleza. Esto se plasma en el triunfo de la naturaleza y la sensibilidad del hombre hacia la misma, resultando en el caso de la música en un ritmo libre con estructura tripartita (JO-HA-KYŪ: introducción lenta – exposición en un tempo más claro – conclusión rápida).
Pequeño fragmento de música shamisen.
Fragmento de música Koto
Fragmento de música de la flauta shakuhachi.
Fragmento musical del kokyu.
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