domingo, 23 de diciembre de 2018

La ambientación: decorados e iluminación


En cuanto a los elementos complementarios al escenario, es decir, los decorados, es necesario destacar que la escena utiliza estos para indicar lugares o aspectos determinados más que intentar representarlos, como es el caso del teatro occidental. Por otro lado, los fondos utilizados para las obras, sirven a modo de contraste con el actor, contraponiendo la plasticidad del mismo con decorados relativamente planos. Este último aspecto, se debe a la influencia del ukiyo-e (grabado en tablas de madera), que aparecen a lo largo del periodo Genroku. Los artistas creadores de estos grabados, se preocupaban más por el diseño de las imágenes que por su naturalismo. Aunque los fondos sugieren profundidad, no lo hacen de forma ilusionista. En los decorados pintados, se distingue entre aquellos que representan exteriores (los que reflejan un espacio panorámico sin ningún punto focal, y aquellos que cuentan con un punto de interés determinado) y los que representan interiores (generalmente una habitación). Otro elemento indicativo que se usa en el Kabuki, son las telas para cubrir el suelo del escenario o incluso el hanamichi. Para ello se utilizan  de diversos colores, extendidas sobre las diversas superficies. A diferencia del teatro occidental, en el cual se usan las telas para mitigar el impacto del actor sobre el suelo, en el Kabuki (uso de telas de material fino) forman parte del decorado. Generalmente se utilizan blancas (para la nieve), azules (para el agua), en muy pocas ocasiones grises (para la tierra), y por último estaría el uso del tatami para indicar interiores. Sin embargo, no se imita en la tela lo que representan, ya que esto corre a cargo de la actuación del personaje.

Ejemplo del uso de telas para indicaragua en este caso agua (© Umemura Yutaka)

Para la representación de espacios interiores, es común el uso de plataformas (realizadas generalmente con madera de ciprés japonés) dispuestas en paralelo al escenario. El uso de estos elemento elevados, se debe sobre todo a motivos de perspectiva y diferenciación espacial (en el caso de que se representara un interior y un exterior a la vez). No hay que olvidar la posibilidad de dividir el espacio en escenario frontal y posterior. En estos casos las escenas de interior suelen quedar relegadas a un segundo plano, por ello se eleva a los personajes para que el público pueda visualizar lo mejor. Los personajes que están en el exterior suelen encontrarse de pie mientras que en las escenas de interior estos están generalmente sentados. Cuando la obra necesita representar interiores y exteriores a la vez, además de en el mismo plano de importancia, se habla de cuatro posibles disposiciones.
  1. Colocación de una plataforma a un lado u otro de la escena, generalmente del lado izquierdo.
  2. Una gran plataforma en el centro del escenario, representando generalmente una habitación de grandes dimensiones.
  3. Dos plataformas, cada una a ambos lados de la escena.
  4. Una plataforma que ocupa todo lo ancho de la escena, en el caso de ser necesario representar varios espacios de una misma casa.
Ejemplo de representación de un interior (plataforma elevada) y exterior (© Umemura Yutaka)

El resto del escenario no ocupado por plataformas o suelo tatami, será entendido como exterior. En otras ocasiones, cuando es necesario indicar la presencia de varias habitaciones, es común solo elevar algunas de ellas sobre plataformas, quedando el resto a nivel del suelo (simplemente se cubre con tatami).

Otra función que pueden tener, es la de indicar un rango social determinado. En este caso se distinguen tres alturas diferentes, que son: tsuneashi o la plataforma para las casas de ciudadanos corrientes (de unos 38 centímetros de altura), chūdaka para los hogares de los Samurai (de unos 63 centímetros de altura) y taka-ashi para los palacios o templos (de unos 84 centímetros de altura). A veces se puede identificar un personaje de alto rango si está sentado sobre una especie de taburete (aibiki).

En cuanto a los decorados de estos interiores, siguen el modelo de espacios domésticos tradicionales de Japón, aunque de forma más simplificada, ya que es una representación meramente funcional que ayuda a enfatizar la plasticidad del actor.

Los cambios de decorados principales se llevan a cabo con el escenario giratorio, dejando las luces encendidas durante este proceso (gusto por mostrar los mecanismos responsables), ya que en muchas ocasiones la acción sigue en marcha mientras se gira. Esta puede continuar por medio de los personajes que desaparecen a su vez que se gira el escenario, o bien por medio del movimiento del propio personaje (hacia el nuevo escenario). Se puede comparar este efecto con el fade-in/fade-out del cine.

En cuanto a la ambientación e iluminación utilizada en el Kabuki, es necesario destacar que antes de la llegada de la luz eléctrica, se utilizaban velas. Este uso inicial de la luz, ha condicionado directamente el uso de la luz en la modernidad. En consecuencia la mayoría de las obras cuentan con una iluminación plana, sin el uso de colores, sin iluminación cruzada, aunque si que se utiliza de una forma más potente para la parte frontal del escenario frente a la posterior. Hoy día hay cierta tendencia de atenuar algo las luces para distinguir entre el día y la noche, pero por lo general se utiliza un telón de fondo negro para indicar la llegada de la noche en los exteriores, y en los interiores se introducen lámparas.

Uso de tela negra para representar la noche (imagen)

El teatro del Kabuki, aún naciendo como una imitación del , evoluciona junto con su propia forma artística hasta llegar a nuestros días. Concebido como un espacio que quiere complacer la vista del público, con el cual interactúa directamente y deja formar parte de las obras extendiendo el área de actuación hacia el mismo, más que preocuparse por ser un espacio ilusorio como en el caso occidental. Destacando por ese gusto de mostrar el espacio teatral en el estado más puro posible, siendo los propios actores los responsables de transmitir los aspectos naturalistas de las obras que componen.




lunes, 10 de diciembre de 2018

El Kabuki y su espacio


El Kabuki, al igual que las demás manifestaciones teatrales, cuenta con un edificio en el cual se desenvuelven las obras. En este caso, el teatro físico propio del Kabuki nace como una imitación del espacio utilizado por el , aunque con el paso del tiempo a la par que evoluciona el Kabuki va modificándose y adaptándose el edificio conforme a las nuevas necesidades, hasta finalmente abandonar esta primera influencia. Por otro lado, no hay que olvidar que las edificaciones actuales son el resultado de la mezcla de el teatro tradicional y la influencia occidental.

En todo caso, el escenario del Kabuki se compone por varios elementos importantes como son: el escenario giratorio (mawari-butai), paneles de teatro (kakiwari), trampillas para subir o bajar decorados además de los actores (seriage o suppon/kiri-ana), la plataforma o pasarela (hanamichi), la habitación al final de la pasarela (toriya) además de su cortina correspondiente (hanamichi no agemaku), el área de los asientos (kyakuseki), y el telón corredero (joshiki-maku) cuya apertura es acompañada por percusión de bloques de madera, llamados hyōshigi .

Kanamura-za interior.

Una de las tres áreas que componen el teatro físico es el auditorio, de forma rectangular, que en sus inicios estaba acolchado con tatami ya que el público se sentaba en el suelo (esto en la actualidad se sustituye por asientos). Contaba además del piso bajo, con dos pisos de galerías (como en el caso de la ópera europea), pero estas se sitúan a ambos lados del escenario de forma perpendicular hacia el mismo para la mejor visualización del hanamichi

La escena en el Kabuki se caracteriza por ser un espacio amplio/ancho pero que no es demasiado profundo, que integra el escenario giratorio, presidida por el telón corredero (joshiki-maku) que se usó como un mero medio para ocultar el escenario sin ninguna otra función dramática. Generalmente se divide en izquierda (vista desde el público), y la derecha. En sus laterales se encuentra por un lado, el geza o kuromisu que no es más que la habitación en la cual se sitúa la pequeña orchestra y los responsables de realizar los efectos de sonido. Esta formación también se denomina kagebayashi, “la orchestra escondida”, ya que la estancia suele estar ocultar tras una pantalla de bambú. Al otro lado, se encuentra un habitáculo similar o a veces simplemente una tarima elevada sobre la cual se sitúan el narrador y el responsable de tocar el shamisen. Por último, forman parte de la escena los mecanismos principales responsables de cambiar los decorados, que son: el escenario giratorio (cambio de decorados en el plano horizontal) y las trampillas (cambios en sentido vertical). 

Escenario del Kabuki.

Uniendo ambos espacios anteriores, se encuentra el hanamichi, una pasarela que se da paso entre el público hasta finalizar en el escenario. Se trata de un elemento teatral importante que se utiliza para la entrada y salida de los actores principales. En un principio surge en relación con las actuaciones que cada vez se inclinaban más hacia el público, convirtiéndose esta en una zona más íntima entre el actor y el espectador. Es un elemento que cuenta con un habitáculo (toriya) cerrado por una cortina (agemaku), desde el cual el actor accede a la plataforma propiamente dicha. El hanamichi está concebido como un espacio dividido en diez partes iguales, encontdrándose la parte más importante a siete décimos de distancia de la cortina (shichi-san), es aquí donde el actor para y hace su pose antes de acceder al escenario o salir de la escena. En esta última parte, también es común la presencia de un suppon o trampilla, que se utiliza para elevar o descender al actor.  En cuanto al nexo entre hanamichi y escenario, es necesario hablar de una relación psicológica entre ambos. Esto hace referencia a que no siempre la escena principal y la pasarela representan un mismo área en la obra teatral. En concreto hay tres posibles correspondencias espaciales: 
  1. El uso del hanamichi como un área espacialmente y psicológicamente contigua a la escena principal. 
  2. Utilización como una zona que es psicológicamente dependiente de la escena, pero que espacialmente es independiente. Los personajes en ambas zonas no son conscientes el uno del otro, y se suele utilizar para llevar a cabo acciones o ambientaciones simultáneas. 
  3. La creación de un espacio totalmente independiente al escenario. Generalmente al final de la obra, cuando se cierra el telón y el actor principal queda solo en el hanamichi antes de desaparecer por el habitáculo. 
Actor realizando su pose en el Shichi-san.

Aunque los teatros actuales están influidos por los propios de occidente, se puede hablar del compromiso que hay entre el teatro anterior a 1868 japonés y la modalidad occidental. Lo más común es que los exteriores de estos edificios sigan el modelo occidental, mientras que el interior se mantiene de forma tradicional, como es el caso del Kabuki-za en Tokio. Sin embargo, también hay ejemplos en los cuales la estética occidental se manifiesta tanto en el exterior como en el interior, como en el caso del Yūraku-za o el Teatro Imperial. Tras el terremoto de 1923, los teatros se reconstruyen siguiendo el modelo occidental. En estos últimos casos ya se introducirán plenamente elementos tales como: los asientos para el público, el telón occidental (que se cierra de forma vertical), la luz eléctrica, etc. Aunque se siguen manteniendo elementos propios de la tradición como las dimensiones de los espacios, la presencia del hanamichi, la existencia de un proscenio exterior y otro interior, etc. 


sábado, 17 de noviembre de 2018

El desarrollo hacia el Kabuki Edo y la modernización del teatro


Tras los primeros pasos del Kabuki, su origen con Okuni y posterior evolución al Kabuki de hombres que sienta las bases para el Kabuki tal y como se conoce en la actualidad, comienza una segunda etapa del Kabuki de Edo. Esta forma teatral alcanzará su madurez a lo largo del periodo conocido como Genroku. Técnicamente se habla de una duración de 16 años que va desde 1688 a 1703. Sin embargo, desde el punto de vista del desarrollo artístico y social, se puede abarcar como Genroku el espacio de tiempo entre 1673 y 1735. La época de esplendor cultural durante el shogunato de Tokugawa, cuando el Kabuki alcanza su forma definitiva, compitiendo con el teatro de marionetas, el Bunraku.

Durante la etapa de Genroku y en concreto a mediados del siglo XVIII, el teatro de marionetas o Bunraku, se encuentra en auge como forma teatral preferida por el público. Esto no quiere decir que el Kabuki desaparezca, sino que queda relegado a un segundo plano, aunque no por mucho tiempo. A partir de la segunda mitad del siglo, el Kabuki consigue ponerse al frente como el teatro más popular entre el público, gracias a la absorción de elementos propios del Bunraku (composición de obras, producción y musicalidad).

El asentamiento del Kabuki como tal, se da gracias al desarrollo de los aspectos que hoy día se consideran propios de esta manifestación teatral. Gracias a la influencia del Bunraku en cuanto a su musicalidad, se introduce el shamisen (instrumento de tres cuerdas a modo de laúd), obtiene como resultado una mayor elaboración de la música, pero también de las danzas que formaban parte de las obras. En el teatro propiamente dicho, se mejora el denominado escenario giratorio y se establece el doble hanamichi, para aquellas obras que lo necesiten. Este último aspecto consiste en la presencia del hanamichi izquierdo fijo (de mayores dimensiones), y el añadido de una segunda plataforma de menores dimensiones que no es fija. En cuanto a la actuación teatral, se asienta finalmente el aragoto gracias a la contribución del actor Ichikawa Danjūrō. Se trata de un tipo de escenificación que se caracteriza por la exageración tanto en la forma de hablar, los movimientos, como en el maquillaje del personaje. Por último, hablar de la evolución de los roles del teatro en esta etapa. En sus inicios las actuaciones de Kabuki de Okuni y su grupo se basaban en obras de tres personajes (personaje masculino, personaje femenino, cómico). Estos tres papeles darán paso a los ocho roles básicos, que son: el héroe, el villano, el personaje femenino, personaje de contraste, hombre mayor, mujer mayor, el joven y un niño. Con el paso del tiempo se crearán varias subdivisiones de estos ocho roles, que en sí mismos son independientes y cada uno cuenta con un tipo de maquillaje y vestuario simbólico propio.


Representación de la obra Shibaraku, a mediados del siglo XIX. 


El Kabuki en la etapa Meiji

Con la llegada de la Restauración Meiji en 1868, que supuso la disolución del feudalismo, el fin del régimen militar del shogunato, la vuelta al poder del emperador y la apertura del país al exterior, llega el deseo por adaptar la influencia occidental. Esto lleva a la “occidentalización” del arte japonés como queda bien reflejado en los edificios del momento, que toman la arquitectura contemporánea occidental y la aplican en el ámbito del país nipón. El gran impacto de la cultura occidental, llegará también al Kabuki aunque quizás en menor medida que en otros ámbitos artísticos. Los principales aspectos que se van a adaptar, son los asientos de teatro, ya que con anterioridad el público se sentaba en el suelo de tatami, la introducción de la luz eléctrica y la mecanización de los aparatos utilizados en el teatro. Sin embargo, el Kabuki como forma teatral no gustaba al gobierno, ya que para un país moderno del siglo XIX era una manifestación arcaica. Hubo por lo tanto un intento de cambiar profundamente este espectáculo para adaptarlo a los nuevos tiempos, por iniciativa del Grupo de Reforma Teatral. Para la modernización del Kabuki se establece que era necesario crear nuevas obras que tratarán hechos históricos que subieran la moral del ciudadano, eliminar los onnagatas y volver a integrar actrices femeninas, y por último debía adaptar una gestión que siguiera el modelo europeo. Ante la dificultad de cambiar el Kabuki, acaba surgiendo una nueva forma de teatro más en la línea del teatro occidental contemporáneo, que es el Shinsei Shimpa. Esta nueva forma artística se diferencia del Kabuki por la ausencia de la recitación jōruri, el uso de efectos de sonido realistas, deja de lado el acompañamiento musical de la pequeña orchestra lateral, las actuaciones dejan de ser exageradas, las obras tratan sobre la clase media, y el papel femenino podía ser ejecutado por un hombre o una mujer. En todo caso fue un paso hacia el teatro moderno propiamente dicho, que sirvió como puente entre el Kabuki tradicional y el teatro actual. Por lo tanto, se convierte en una forma de teatro “clásico”, resultado de más de 300 años de historia y la mezcla de influencias artísticas y teatrales diversas.


El Kabuki pervive como una de las últimas manifestaciones de teatro tradicional, que ha sido inscrito en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en 2008 como obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad.











martes, 6 de noviembre de 2018

El Kabuki y sus origenes

¿Qué es el Kabuki?

El Kabuki es una forma teatral tradicional de Japón, que surgió a principios del siglo XVII, coincidiendo con la época Edo (1615 – 1868). Esta etapa histórica del país nipón se caracteriza principalmente por el cierre del mismo, hasta su apertura durante la época Meiji. Será en esta etapa que nos ocupa, cuando la capital pasa de Kioto a Edo, el germen de la actual Tokio.

La palabra Kabuki, está compuesta por tres ideogramas que son: “cantar” que se refleja en ka (歌), bu (舞) que significa “bailar”, y por último ki (伎) que viene a representar la idea de “habilidad”. Por ello es común referirse al Kabuki como “el arte de cantar y bailar”. En sus inicios se utilizó la raíz china kabu, compuesta por ka y bu (cantar y bailar), a la cual se añadió el su japonés, que se traduce en “hacer”, siendo el resultado de todo ello, la palabra kabusu que se refería al acto de cantar y bailar. Sin embargo, lo más común fue el uso de un término de connotaciones más negativas y vulgares, el término kabuku, que sigue tomando la raíz china de la palabra pero añade al final el ideograma para ku, que venía a referirse a algo “degenerado” o “fuera de lo común”. Este último término, totalmente obsoleto en la actualidad, acabó siendo sustituido por kabuki, cambiando el ku por ki, que añade la idea de “habilidad” antes mencionada. Dentro de la etimología es interesante mencionar, que el ideograma para ki se componía en su primera parte del carácter que definía el término “mujer” que posteriormente es cambiado a “persona”.


Los orígenes del Kabuki

El precedente del Kabuki se encuentra en las danzas budistas laicas practicadas por mujeres. La primera referencia documentada, aparece en 1586 con las actuaciones de una mujer, llamada Okuni. Esta mujer, que decía pertenecer al gran templo de Izumo, ejecutaba esos bailes devocionales a las orillas del río Kamo de Kioto. Sus actuaciones comenzaban con esos bailes religiosos que llevaba a cabo como si de un ritual se tratara, aunque a medida que transcurría su actuación iba añadiendo elementos eróticos que se alejaban totalmente de ese carácter devocional inicial. La gran creatividad detrás de Okuni lleva a su gran éxito, que hace crecer sin parar su audiencia. Esta demanda del público tiene como consecuencia que ella empiece a incrementar sus repertorios, añadiendo no sólo números de baile sino también elementos propios del teatro . A su vez, la originalidad de Okuni para la elaboración de sus obras atrajo a muchas más personas que provenían del mundo del espectáculo. Estas comenzaron a formar un grupo entorno a Okuni, pronto se unirían también escritores de Kyōgen, que eran unos interludios cómicos que se realizaban dentro del teatro . Con el impulso de la unión al grupo  de los escritores de Kyōgen, deciden adaptar otro elemento del , que es el acompañamiento musical por los tambores y las flautas. Las actuaciones de Okuni empiezan a hacerse más complicadas y elaboradas, dando paso a obras teatrales cortas, que finalizaban con una especie de danza de cierre en el que intervenían todos, pero también participaba el propio público.

El incremento del público y el gran éxito que supusieron las obras de Okuni, los obliga a utilizar escenarios mayores, un hecho que los hará actuar en los del . El prestigio que supuso utilizar estos espacios hace que Okuni y sus seguidores adopten títulos de rango (tayu, kami, jo) que les va a permitir presentar sus obras, en el ámbito de las clases sociales de mayor nobleza. Sin embargo, su éxito no se detiene aquí, incluso los teatros  empezaron a quedar pequeños. Por otro lado, el gran número de espectadores que asistían a estas actuaciones, trajo consigo el conflicto social entre integrantes de procedencias distintas. Aún estando prohibida la mezcla de los distintos estratos sociales (plebe con nobles y guerreros), llegaría a ser inevitable. Surge entonces, la necesidad de crear una especie de cabinas cerradas, para preservar la intimidad de las clases más nobles, lo cual resulta ser el primer paso de la elaboración de un teatro cubierto, propio para el Kabuki.

Representación de Okuni y su grupo en el teatro No de Kitano en 1603.

La siguiente fase dentro del Kabuki, se da tras el fallecimiento de Okuni, que está datada entorno a 1610. Después de su muerte, surgen muchas imitaciones de sus actuaciones, que se conocen bajo el nombre de Kabuki de mujeres (Onna Kabuki) aunque los hombres seguían formando parte de estos espectáculos, el foco principal eran las mujeres. En 1629 esta forma del Kabuki fue prohibido por el shogunato de Tokugawa, ya que con el paso del tiempo se fue mezclando con la prostitución de las propias actrices. Cuando se prohíbe éste, surge el Kabuki de los jóvenes masculinos (Wakashu Kabuki), en el cual se sustituyen las mujeres por jóvenes actores. La gran sensualidad presente en las obras, hizo que se relacionaran íntimamente con la homosexualidad. El peligro moral que supuso esta nueva forma del Kabuki desde el punto de vista del gobierno, hizo que de nuevo se prohibiera en el año 1651. Un año después, gracias al gran éxito de éste teatro, que aunaba a todas las clases, el Kabuki vuelve a ser oficialmente aceptado por el gobierno bajo dos condiciones. La primera de las dos condiciones preveía que los jóvenes actores debían de cortarse el fleco/flequillo para dar a entender que eran hombres y no chicos jóvenes, y en segundo lugar se tenía que excluir la sensualidad en las actuaciones. Este nuevo planteamiento del Kabuki (“Kabuki de hombres”), es la base del que conocemos hoy en día.

Las condiciones impuestas por el gobierno llevan al desarrollo de actuaciones y decorados realistas, presentándose en 1664 por primera vez obras compuestas por varios actos. Las infraestructuras relacionadas con el teatro se empiezan a mejorar, alejándose cada vez más de la influencia del teatro , para finalmente dar paso a un escenario apto para el Kabuki. Es ahora, cuando se introducen dos elementos nuevos, el telón clásico del Kabuki que se abre de forma lateral, y el Hanamichi izquierdo que pasaba por entre la audiencia.  Además se empiezan a establecer los tipos de actuación propios del Kabuki que son: el estilo suave o wagoto, el estilo duro o aragoto, y por último el onnagata que se refiere al actor que encarna los papeles femeninos (no hay que olvidar que se prohibió la actuación de mujeres). En todo caso, el Kabuki se irá consolidando poco a poco.



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