miércoles, 22 de mayo de 2019

Kanjinchō (La lista de suscripción)




Es una de las obras más importantes en el repertorio Kabuki, está adaptada del teatro Noh. La historia está ambientada en la época de la guerra civil que enfrentaba al clan Heike y Genji. Narra los sucesos durante la huida de Minamoto Yoshitsune hacia el norte, intentando escapar de los soldados del shogun (su hermanastro), quien quiere darle muerte. El joven viaja acompañado por Benkei, su mano derecha, y cuatro generales vestidos de monjes guerreros, llamados yamabushi. Yoshitsune va vestido de porteador de los monjes debido a los controles establecidos por el shogun para atrapar a su hermanastro. El primero de ellos se encuentra en Ataka, donde se desarrolla la acción de la obra.

El decorado es un fondo sencillo con un gran pino, mientras un grupo musical (nagauta) vestido de traje formal aparece de rodillas en unas plataformas al fondo del escenario. Al tratarse de una danza dramática no se usa el tradicional telón corredero sino uno que se levanta.

La obra comienza con un pequeño grupo compuesto por Togashi no Saemon y sus hombres, que se presentan al público como los responsables de la barrera fronteriza de Ataka, con la obligación de interrogar a todos los yamabushi, ya que han recibido las noticias sobre el hermanastro del shogun y sus acompañantes, que se dirigen hacia el norte disfrazados de monjes guerreros. Debido a esto, explican que tuvieron que darle muerte a algunos monjes sospechosos. Después de esto Togashi se sienta en un barril a la derecha del escenario, fijando su mirada hacia la izquierda (donde se encontraría la barrera).

Los músicos entonces entonan una solemne canción que hace referencia a las mangas empapadas de rocío de los monjes en su viaje, preparando la entrada en escena del grupo protagonista de la historia. Yoshitsune se para en el hanamichi para mirar a las montañas que le rodean, para luego mirar directamente al público mientras espera a sus hombres. Juntos se aproximan a la frontera, el último en entrar es Benkei, quien tiene el papel protagonista en esta obra. Aunque todos van vestidos de monjes, el traje de nuestro protagonista es diferente debido su mayor calidad. Cuando ven que el paso hacia el norte está bloqueado empiezan a discutir sobre como pasar el bloqueo de Ataka. Temiendo que el disfraz de Yoshitsune ya no vaya a cumplir con su función inicial, le sugiere, su mano derecha, que una vez donde la barrera esconda su rostro bajo un sombrero fingiendo cansancio. Benkei toma el mando, situándose el primero en el hanamichi, liderando al grupo hacia la barrera. Abandonan el hanamichi y Benkei se dirige a Togashi, mientras Yoshitsune se arrodilla en el suelo mirando al público pero con el rostro oculto. Los guardias informan a su superior de la presencia de yamabushi sospechosos. Benkei le explica que el propósito de su viaje es recaudar fondos para la reconstrucción del templo Todaiji en Nara. Pero aún así Togashi le hace saber que no se le está permitido el paso a ningún yamabushi, por muy noble que sea su misión. La tensión se refleja en el sonido de los tambores, cuando Benkei pregunta por el motivo. Ambos personajes, aunque hablando el uno con el otro, se giran hacia el público mientras Togashi explica la razón del bloqueo. Benkei le replica que esa orden se aplica sólo a los sacerdotes falsos y no a los yamabushi verdaderos como ellos. Pero los guardias se mantienen firmes en que se aplica a todos los monjes sospechosos. Benkei entonces les pregunta: “Bueno ¿era alguna de esas cabezas la de Yoshitsune?”. Togashi le da la espalda al público y se dirige a su puesto incial, molesto le responde: “Esa es una pregunta difícil de responder… pero ¡ninguno pasará!”. Benkei indignado, se gira hacia sus hombres y les dice que morirán valientemente  y que deben reunirse para oficiar sus últimos ritos religiosos.

A continuación comienza la primera sección danzada, en la cual Benkei rodeado por los cuatro generales hace reverencias a su dios mientras que los generales agitan sus rosarios budistas en señal de oración. En el transcurso de la danza el shamisen sigue un patrón rítmico de repeticiones, durante la preparación del traje de danza de Benkei, para luego dar comienzo a un coro que canta sobre la devoción de los monjes a su dios, el temible Fudo Myoo, mencionando que caerá una maldición sobre aquellos que dan muerte a los monjes.

Benkei y los cuatro generales realizando la primera sección danzada de la obra.

Togashi se pone nervioso ante la predisposición de los monjes por morir, y les pide la lista de suscripción (kanjincho) donde aparecen los nombres de las personas y su adscripción a una determinada causa religiosa. La petición coge a Benkei por sorpresa, aunque solo por un momento ya que no tiene tal documento, pero usando un pergamino en blanco intenta improvisar un texto de kanjincho. Pero debido a la complejidad del lenguaje religioso utilizado en estos documentos no es una tarea fácil. Ante esto el coro describe la desesperación de la situación ante la falta de una lista. Los vasallos retroceden mientras Benkei da vueltas por el escenario enseñándole el pergamino enrollado a Togashi. Luego se sitúa en el centro, desenrolla el pergamino y se pone a leer. Togashi aún suspicaz, se levanta y se inclina para ver si realmente hay algo escrito en el papel, durante todo este proceso Yoshitsune observa la escena desde su puesto por debajo de su sombrero. Benkei se da cuenta de las intenciones de Togashi y debe actuar rápido, de repente y acompañado por un chillido de flauta se gira hacia el público, y Yoshitsune vuelve a ocultar su rostro. La pose que adoptan los tres personajes constituyen la primera mie, denominada tenchijin – “Cielo, Tierra y Mar”. Todos saben que Togashi ha visto el pergamino vacío, pero él aún así sigue acosando a Benkei para ver lo lejos que puede llegar en su intento de engañarle mientras continúa leyendo el documento.

Benkei leyendo la lista de suscripción.

Al finalizar la lectura, Benkei adopta la segunda de las mie como si fuera el dios Fudo Myoo con el rosario a modo de cuerda que ata las almas a su salvación, y el pergamino enrollado como espada con la que corta el deseo carnal. Togashi satisfecho con la lectura, le pide a Benkei que le cuente más sobre la orden religiosa a la cual pertenecen. Esta parte a seguir se conoce como el interrogatorio yamabushi (Yamabushi Mondo), ya que Togashi interroga a Benkei a cerca de la espiritualidad de estos monjes empleando un lenguaje extremadamente difícil de entender y repleto de oscuras referencias religiosas (muy interesante desde el punto de vista de la mística budista). Aunque es una escena de acción mínima, toda la tensión descansa sobre estos dos personajes a medida que la intensidad del interrogatorio va aumentando.
Tras una serie de preguntas, llega la pregunta más difícil por un Togashi ya furioso al no ser capaz de desenmascarar a Benkei. Sin embargo, fracasa y debe decidir entre matarlos a todos, incluyendo al hombre que él cree que es Yoshitsune, o dejarlos ir con las consecuencias que conllevaría eso para él, que sería su propia muerte. Benkei concluye apelando a los dioses para que sean testigos de la verdad de sus palabras y adopta una pose mie. Da un pisotón con el pie derecho, sujeta el rosario con su mano izquierda y el pergamino con su derecha, por encima de la cabeza. Esta pose se denomina genroku mie, marcando el final del “Yamabushi Mondo”.

Togashi realmente impresionado por el comportamiento de Benkei, decide dejarles pasar e incluso desea contribuir a la reconstrucción del templo Todaiji. El coro describe los regalos de Togashi según sus hombres los van trayendo y depositando en el centro del escenario. Benkei muestra su agradecimiento y afirma que sin duda los dioses le honrarán por su generosidad. Bendice los regalos con su rosario y, viendo que quizás no resulten de utilidad, dice que solo aceptará dos bolsas de oro y que recogerán el resto en el viaje de regreso. Les dice a sus hombres que es hora de proseguir la marcha y el coro canta la felicidad de los proscritos que han logrado cruzar la barrera. Sin embargo, mientras se encaminan al hanamichi, uno de los guardias corre hacia Togashi y señala al porteador. Togashi, aunque ha tomado la decisión de dejarles pasar, se ve obligado a dar el alto, empuñando una espada les grita que se detengan. Benkei ya en el hanamichi hace todo lo posible para contener a sus hombres y les indica que se queden donde están. Dando un enérgico pisotón en el suelo, regresa al centro del escenario para enfrentarse con Togashi. Yoshitsune vuelve a sentarse en el centro del escenario con el rostro cubierto por el sombrero. Cuando Benkei pregunta por qué motivo ha sido retenido el porteador, Togashi le responde: “Se parece a cierta persona”. “¿Se parece a cierta persona?”, repite Benkei incrédulo. Togashi explica que uno de los guardias cree que el porteador se parece al Hogan Dono, el título formal del hermanastro de Yoritomo, Yoshitsune. Benkei se ve forzado a tomar una drástica decisión. Caminando alrededor del porteador, le reprende por su lentitud y estupidez al retenerles en su camino hacia el norte. ¡Cómo se atreve a parecerse a un señor tan noble como Yoshitsune! Para convencerles de que se trata de un simple porteador, comienza a golpearle, debido a que para todo Samurai golpear a su señor es un acto imperdonable. Levanta el báculo para golpear a Yoshitsune en la cabeza, con los ojos cerrados ante el horror que supone para él pegar a su señor. Pero Togashi aún se niega a dejarles pasar por lo que Benkei acusa a los guardias de querer robarles sus donaciones.

Benkei preparándose para golpear a Yoshitsune con su báculo, con los ojos cerrados. 

Los dos grupos se enfrentan en una sección de danza. Los hombres de Yoshitsune acuden a la ayuda de Benkei pero este les pide que se contengan y les impide el paso con su báculo. Mientras que Benkei intenta desesperadamente impedir que sus hombres ataquen, los guardias se sitúan en formación detrás de Togashi. Los dos grupos avanzan poco a poco hasta encontrarse en el centro del escenario, realizando una coreografía en la cual se van acercando y alejando alternativamente. Finalmente Benkei gira su báculo, poniendo punto y final a la danza. En el caso de Togashi seguir teniendo dudas, le promete que golpeará al porteador hasta la muerte. Togashi impresionado al comprender lo que supuso para Benkei golpear a su señor, le dice que no será necesario y les deja pasar, aunque esto signifique que tendrá que pagar con su propia vida por tomar esa decisión. Le sigue una escena considerada como uno de los momentos cumbre de la obra, en la cual Togashi le entrega la espada a su escudero mientras los asistentes le ayudan a desenrollar las mangas de su kimono. Tras un intercambio de mirada con Benkei abandona la escena.

Yoshitsune y sus hombres han conseguido pasar la barrera, ya a cierta distancia de la barrera se reconcilia con un apesadumbrado Benkei, con el rostro visible a todos. Le agradece profundamente a Benkei lo que ha hecho, ya que consiguió conducirlos a través del control de forma segura. Un solista comienza a cantar describiendo como Benkei, por primera vez en su vida derramó lágrimas al pensar en la generosidad de su señor. Yoshitsune avanza hacia él y le tiende la mano en señal de amistad. Benkei ante este gesto se arrodilla en el suelo e inclina la cabeza hasta tocar el suelo, mientras Yoshitsune, igualmente conmovido, se cubre los ojos con la mano.

Yoshitsune se lamenta del destino que le ha apartado de su hermano y convertido en fugitivo, mientras Benkei habla de las dificultades de la vida de un samurai acompañando el relato de una danza que describe gestualmente algunas de las batallas navales en las que han luchado juntos, sirviéndose de un abanico. Al final de la danza señala con tres dedos las victorias que vivieron juntos antes de suceder la desgracia. Apenados los generales ocultan los ojos llorosos tras las manos. Todos se inclinan ante Yoshitsune y se preparan para proseguir su viaje. De repente se escucha la voz de Togashi llamándoles en la distancia y pidiéndoles que esperen. Yoshitsune de inmediato vuelve a disfrazarse ocultando su rostro con el sombrero. Togashi y sus hombres aparecen disculpándose por el retraso que les ha causado y explica que han venido para ofrecer a Benkei una taza de sake. Los hombres traen sake y una taza, bebiendo primero Togashi como anfitrión. A continuación es el turno de Benkei, dos hombres se sientan a su lado para ir rellenándole la taza. Esta escena proporciona un momento libre de tensión antes del final dramático de la obra, acompañándola con un solista y shamisen.

Con gran formalidad Benkei alza su taza y bebe. Le ofrecen otra taza pero como gran bebedor que es les pide que traigan la tapa del barril para usarlo como taza más grande. Algo bebido Benkei empieza a narrar su único amor por una mujer. El coro describe su amor y explica que él no puede alcanzar la iluminación en el “mundo flotante” de los placeres, mientras Benkei sigue bebiendo. El ritmo de la música se vuelve más rápido y Benkei comienza a bailar tambaleándose. Empieza a interpretar la danza de la longevidad “Ennen no Mai” deseándole a Togashi una vida larga y feliz, como el clímax final de la obra. El coro comienza a cantar recordando al público que Benkei había sido sacerdote y por lo tanto está familiarizado con estos rituales. Todavía danzando, pero consciente del peligro, Benkei indica a Yoshitsune y a los demás con un leve movimiento del abanico que es hora de partir. Yoshitsune y sus generales apuran el paso y se van por el hanamichi. Benkei se dirige hacia el hanamichi para seguir a los suyos mientras Togashi se dirige al centro del escenario. Benkei golpea el suelo una vez con cada pie y luego con el báculo, mientras que suenan las tablillas ki que señalan el fin de la obra. Benkei se gira hacia Togashi, cuya única opción es suicidarse para expiar su culpa, y los dos personajes interpretan una pose mie mientras el telón característico del Kabuki se cierra, para luego volver a abrirse ligeramente para que los músicos puedan ver a Benkei.

Los soldados ofreciéndole más sake a Benkei.

Benkei se encuentra sólo en el hanamichi y en silencio total, hasta que irrumpen los aplausos del público llenando todo el teatro. Benkei atisba la lejanía desde el hanamichi para asegurarse de que su señor progresa sin ningún tipo de problema y solemnemente se gira hacia el escenario y se inclina ante un ausente Togashi. Se gira de nuevo para dar la cara al auditorio y mira al público que está sentado en los pisos superiores. Cierra los ojos y se inclina. Como actor inclina su cabeza para expresar su gratitud, pero como personaje lo hace como señal de alivio tras la dura prueba a la que se ha enfrentado.

Así se llega finalmente al mutis, un momento muy esperado por todos. Acompañado por los golpes del tsuke, Benkei gira su báculo hasta situarlo bajo su brazo izquierdo y adopta la pose final, el gran mie que pone fin a la obra. Entre los aplausos y gritos del público, recorre el hanamichi saltando, primero sobre un pie, después sobre el otro. El telón se cierra por completo y la música cesa. En cuanto Benkei desaparece, el público empieza a salir del auditorio.

El gran mie final del personaje Benkei, antes de salir por el hanamichi

martes, 7 de mayo de 2019

Los valores del Kabuki

Al igual que todos los bienes patrimoniales, el Kabuki cuenta con una serie de valores propios que lo convierten en una manifestación importante para el pueblo japonés, un elemento representativo e identitario que forma parte del mismo. Como espectáculo teatral tradicional, es una manifestación que se transmite de generación en generación, desarrollándose a lo largo del tiempo.

Debido a su larga historia, se presenta como un documento histórico en sí mismo, de cara a las temáticas, los vestuarios, y la forma de comunicarse en las obras más antiguas del Kabuki. Es decir, que salvando las distancias y con apoyo de fuentes más científicas pueden servir para el estudio de las épocas que se representan en dichas obras. A su vez documentan a la perfección las ideologías predominantes en el pasado.

Okuni, la fundadora del primitivo Kabuki, vestida de samurai.

Por otro lado, cuenta con un claro valor artístico, ya que reúne diferentes campos dentro de las artes. En el Kabuki no solo tenemos teatro, sino también, baile, música, literatura y artes plásticas (vestuarios, decorados, maquillaje, etc.). La forma de actuar por parte de los actores tiene un valor propio, ya que aún bebiendo de otras manifestaciones adquiere un carácter único, que se diferencia tanto de otras formas teatrales asiáticas como del teatro occidental. Este último aspecto está íntimamente vinculado a la diferencia de las convenciones culturales que existen entre occidente y oriente. Por ello, se puede decir, que cuenta con un valor cultural, ya que representa algunas de las convenciones propias del país nipón, tanto de épocas históricas como de la actualidad.

Escena de la obra Musume Dōjō-ji, ukiyo-e de Utagawa Kunisada.

El último valor a destacar, sería el valor social con el que cuenta, ya que nace como un teatro creado por el pueblo para el mismo. Es una manifestación que a lo largo del tiempo ha sido capaz de aunar a toda la población, tanto de clases llanas como de clases altas, siendo un espectáculo que además permitía la reunión e interacción del público con la obra.

Teatros Kabuki en Nichomachi, ukiyo-e de Hiroshige.

Su relevancia en el pasado, no ha cesado en la actualidad. Sigue siendo una manifestación teatral relevante, debido a su evolución a lo largo de los siglos. Es consciente que para poder sobrevivir tiene que adaptarse a su tiempo, por ello, se siguen representando obras tanto antiguas como obras de nueva creación, que se adapta a los cambios socio-políticos de la época. Aunque el Kabuki actual sea totalmente diferente al Kabuki primitivo concebido por Okuni, sigue siendo una manifestación tradicional que ha sido capaz de ver las enormes posibilidades de evolución que se le proporcionan dejando lugar a aún más crecimiento en el futuro. 

lunes, 29 de abril de 2019

Medios para difundir el Kabuki

Uno de los aspectos fundamentales en la gestión del patrimonio es el conocer y difundir estos bienes, para así educar a la sociedad en valorarlos. La difusión es un proceso de comunicación entre aquellos que quieren dar a conocer el patrimonio y la sociedad en general, receptora de ese mensaje. El objetivo principal es llegar a que la población empiece a valorar más el patrimonio, tanto material como inmaterial, haciéndola consciente de la existencia del mismo, como parte de su identidad. 

La mayor parte de estos procesos están enfocados desde organismos del gobierno competentes en las materias de patrimonio, junto con fundaciones y asociaciones complementarias. Sin embargo, hoy en día los medios para dar a conocer el patrimonio han crecido y van más allá. En el caso del Kabuki, como un arte escénico, hay infinitas posibilidades de presentarlo a la población, tanto en el ámbito nacional como internacional. 

La forma más básica de difundir el Kabuki, es a través de la realización de representaciones teatrales y exposiciones a nivel internacional pero sobre todo a nivel nacional. Existen varios teatros donde se pueden ver obras del Kabuki a día de hoy. 
  • Kabuki-za (Tokio): cuenta con representaciones todos los meses desde el primer día del mes hasta entorno al día 25 de cada mes, con programa de mañana (10:00 a 16:00) y de tarde (16:30 a 21:00).

  • Teatro Nacional de Japón (Kokuritsu Gekijo, Tokio): es el teatro con el mayor escenario giratorio del mundo, con gran número de elevadores y trampillas que posibilitan espectaculares cambios de escena. Cuenta con representaciones cada mes al igual que en el caso anterior, aunque suelen comenzar a las 12:00 y solo hay sesiones de tarde (17:00) dos veces a la semana. Por otro lado, es necesario destacar que incluye representaciones de un gran número de artes escénicas, no solo Kabuki, lo cual supone que no todos los meses tiene que haber representaciones de este tipo. 

Otros teatros:
  • Shimbashi Embujo (Tokio)
  • Minami-za (Kioto)
  • Naka-za (Osaka)
  • Shin Kabuki-za (Osaka)
  • Misono-za (Nagoya)

En los primeros dos ejemplos también existe la posibilidad de pagar por audioguías, que más que realizar una traducción simultánea en inglés, ofrece comentarios y explicaciones para aquellas partes de la obra que pueden ser difíciles de comprender para los extranjeros y que a su vez enriquecen la experiencia. 

En cuanto a las exposiciones, estas generalmente tratan de introducir al arte y la cultura japonesa por medio de las manifestaciones teatrales. Para ello se hace uso de obras pictóricas y grabados que reflejan las obras del Kabuki u otras manifestaciones, junto con trajes que se utilizan. Un buen ejemplo de este tipo de exposiciones, es la de Noh y Kabuki: Escenas del Japón, realizada en el Paraninfo del 7 de octubre de 2014 al 10 de enero de 2015. 



Otro modo de difundir la existencia del Kabuki es por medio de películas, aunque en la actualidad hay menos, las películas más antiguas solían o bien tratar temáticas propias del Kabuki, personajes extraídos del teatro (“Yukinojo Henge”) o incluso contaban con una estructura teatral (“La balada de Narayama” de 1958). Una película bastante conocida que integra elementos del Kabuki es la película “Memorias de una Geisha”, destacando el baile de Chiyo que nos puede recordar al baile de la obra Kabuki “Yamanba”.

El baile de Chiyo. 


Baile de la obra Yamanba.

También aparece el Kabuki en medios como el anime y el manga, sobre todo en el diseño de personajes como es el caso de Jiraiya (personaje del anime Naruto), cuyo diseño y forma de introducirse por medio de una pose proviene del aragoto. Además del diseño de personajes, el Kabuki influye también en la música o los movimientos de los personajes, como es el caso del anime Mononoke, donde la música recuerda al sonido de estas obras teatrales y los movimientos de los personajes en los puntos de mayor acción que se acercan a la estética de los bailes propios del Kabuki. En relación con el anime, también es común la realización de representaciones teatrales, que en algunos casos se hacen en clave Kabuki como se hizo para One Piece y Naruto

Dentro de los medios actuales no hay que olvidar el audiovisual, destacando como ejemplo, un anuncio realizado para la aerolínea All Nipon Airways, que realizó un video de seguridad con la ayuda de personajes propios del Kabuki. Este video se empezó a emitir desde el 1 de enero de 2019. 



Existen una gran variedad de posibilidades de dar a conocer el Kabuki, gracias a la diversidad de medios que hay disponibles en la actualidad. Todos ellos pueden ser buenos métodos de difusión, siempre y cuando lo hagan desde el respeto a este arte escénico tradicional. 

sábado, 13 de abril de 2019

La problemática de preservación del patrimonio inmaterial

El patrimonio inmaterial, como bien indica su nombre, no tiene materia propiamente dicha, se trata de las tradiciones orales, técnicas y rituales o fiestas, entre otras muchas manifestaciones. Debido a esto se trata de uno de los patrimonios más frágiles, a la hora de preservarlos. Están bajo un constante riesgo de desaparición debido a los cambios socio-económicos, el declive de la demanda, además de los cambios industriales y la evolución de las convenciones sociales. Por otro lado, a diferencia de los bienes materiales que se pueden conservar y restaurar gracias a la presentación de un soporte, en el caso del patrimonio inmaterial se adopta una protección más bien “simbólica”, ya que se centra en la investigación y documentación. 

Como bien inmaterial, también el Kabuki se encuentra en esa constante lucha de querer sobrevivir a la modernización de la vida y el declive de la demanda. Por ello el gobierno japonés necesita establecer una serie de medidas que aseguren que estos bienes puedan sobrevivir lo máximo posible en el tiempo. Para ello existen una serie de instituciones e documentos, encaminados a la salvaguardia del patrimonio intangible.

INSTITUCIONES

El gobierno del país nipón cuenta con una serie de instituciones oficiales que se ocupan de la investigación, documentación, apoyo a las personas que ejercen estas actividades inmateriales, además organizan actividades entorno a este patrimonio y otros asuntos relacionados. En el caso de las artes escénicas que programan las actuaciones tanto a nivel nacional como internacional. Las instituciones más destacadas son las siguientes: 

  • Departamento de patrimonio cultural de la Agencia de Asuntos culturales
  • Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia, Deporte y Tecnología (MEXT)
  • Departamento de Patrimonio Cultural inmaterial dentro del Instituto Nacional de Investigación de la Propiedad Cultural en Tokio (Tobunken)
  • Consejo de Artes de Japón

Logos de las instituciones mencionadas.

No hay que olvidar que también existen iniciativas locales, al igual que el caso español donde tenemos los órganos del estado español, y distintas instituciones pertenecientes a las comunidades autónomas o al régimen local. 

DOCUMENTOS

Al igual que todos los países, Japón cuenta con su propia legislación de patrimonio cultural denominada la Ley de Protección del Patrimonio Cultural de 1950. En ella aparece un apartado específico para los bienes inmateriales, además de mencionar los “Tesoros nacionales”. En esta ley se distinguen tres subapartados dentro del patrimonio intangible, que son: el patrimonio inmaterial propiamente dicho, el patrimonio inmaterial folclórico y las técnicas de conservación de edificios tradicionales. Este último apartado puede resultar bastante novedoso, ya que esta íntimamente ligado a la concepción japonesa de conservar y restaurar. La mayoría de los templos y santuarios japoneses realizados en madera por medio de técnicas constructivas tradicionales, suelen ser reconstruidos después de unos años, este proceso se lleva acabo mediante los mismos materiales y técnicas constructivas. Este es el motivo por el cual muchas de estas construcciones de maderas sigan en pie en la actualidad.  

Según la ley se entiende por patrimonio inmaterial artes dramáticas, música, técnicas artesanales y otros productos culturales que posean un gran valor histórico o artístico para el país. Es decir, artes escénicas, técnicas artesanales u otras habilidades que están personificadas y transmitidas por un individuo específico o un grupo. No engloba los objetos resultado de estas acciones, sino que se refiere a las habilidades, los comportamientos y las acciones de las personas. 

Para la promoción de la transmisión de las habilidades y la artesanía tradicional japonesa el gobierno ofrece reconocimiento a los poseedores de gran nivel en cuanto a sus habilidades. Es decir, no solo se nombra objeto de protección estos bienes inmateriales sino a las propias personas destacables en su campo. Dentro de esto se distingue entre reconocimiento individual, reconocimiento colectivo y reconocimiento grupal, división que se realiza para poder abordar el apoyo a estos elementos inmateriales de una forma más adecuada. 

Una de las medidas de apoyo que se ofrece a las personas reconocidas por el gobierno son:
  • Reconocimiento individual: estas personas reciben al año 2 millones de yenes (casi 16.000 euros) para seguir desarrollando sus habilidades y para entrenar a un sucesor. 
  • Reconocimiento grupal o colectivo: también se recibe una ayuda económica parcial en el caso de entrenamiento de sucesores. 
En el caso concreto de las artes escénicas se llevan a cabo procesos de documentación en video de las actuaciones, además de realización de exposiciones relacionadas con la materia en cuestión, programas de entrenamiento para generaciones sucesoras en el ámbito del NOHGAKU, BUNRAKU, KABUKI.



Vemos por lo tanto, como existe un claro esfuerzo por parte del estado en preservar sus tradiciones más frágiles, no solo por medio de la investigación y documentación, sino también por medio de incentivos económicos, y difusión de las actividades integradas en el patrimonio inmaterial, esto generalmente a nivel nacional, pero también existen iniciativas internacionales como en el caso del Kabuki. 

sábado, 30 de marzo de 2019

La protección del Patrimonio cultural e inmaterial


Debido a la importancia que tienen los bienes culturales para sus diferentes comunidades, todos los países cuentan con unas normativas que protegen estos bienes de forma jurídica. Estas regulaciones pueden venir de organismos mundiales, europeos, nacionales, además de regionales o municipales, dependiendo de la estructura gubernamental y la repartición de competencias. 

A nivel mundial destaca un organismo como es la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura fundada en 1945), que dota al patrimonio de protección extra con la concesión de los títulos de Patrimonio de la Humanidad, como fue el caso del Kabuki en el 2008.  Esta concesión se realiza con el fin de catalogar, preservar y dar a conocer los bienes de importancia para toda la humanidad. Debido a este título se puede obtener cierta financiación para garantizar la conservación de los mismos, sobre todo para aquellos países en los cuales los ingresos económicos son insuficientes o en lugares conflictivos donde existe un mayor riesgo de perdida del patrimonio. 



Por otro lado, existe la protección nacional de los bienes patrimoniales, que varía de país en país. En el caso español, para la protección del patrimonio existen diferentes grados, siendo el título más alto el de Bien de Interés Cultural. Sin embargo, los otros niveles pueden variar según la Comunidad Autónoma, ya que las competencias en materia de patrimonio están divididas entre estas y el propio estado español. Se puede decir que la mayoría de las competencias están en manos de las CC.AA. Mientas que las competencias relacionadas con las relaciones internacionales cae en manos del gobierno español. Debido a este modelo, la dificultad de preservar el patrimonio reside en la colaboración y el dialogo casi nulo entre ambas administraciones. Volviendo a los Bienes de Interés Cultural, amparados por la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 y sus diferentes variantes según las CC.AA., también engloban entre muchos bienes el patrimonio inmaterial. A diferencia de aquellos bienes materiales, la salvaguardia de lo intangible es mucho más complicado basándose las acciones sobre todo en la documentación de los mismos. 

En el caso japonés, que nos interesa en este caso ya que se trata de un blog acerca del teatro Kabuki, también existen grados de protección y una legislación específica para la regulación de los bienes culturales. Los títulos más interesantes en el ámbito del país nipón, son el Tesoro Nacional y el Tesoro Nacional Viviente. El primero de estos dos hace referencia a bienes materiales que se clasifican en “edificios y estructuras” (castillos, residencias históricas y modernas, santuarios, templos, estructuras diversas) y “bellas artes y artesanía” (espadas, pinturas, esculturas, escritos, etc.). La característica principal de estos bienes, es su excepcional mano de obra, su gran valor histórico-cultural, o su valor excepcional para el estudio. La categoría de Tesoro Nacional Viviente, engloba a las personas que realizan trabajos excepcionales, ligados estos al patrimonio inmaterial. Este título se concede a los maestros más habilidoso con el fin de preservar las técnicas y las habilidades, generalmente transmitidas de generación en generación, que se encuentran en peligro.

Esta figura de protección, es una herramienta importante para garantizar la salvaguardia del patrimonio nacional japonés, ofreciendo a los propietarios de los bienes materiales asesoramiento y financiación a la hora de conservar y restaurar los bienes, pero además ensalza a los maestros de estas técnicas tradicionales que son mucho más frágiles a caer en el olvido que lo material.

Podemos ver como en Japón, a diferencia del caso español, dota de una mayor importancia al patrimonio inmaterial. Para ellos no es suficiente con documentar, sino que ellos realmente quieren que estas tradiciones pervivan en el tiempo, aunque sean sometidas a una inevitable evolución histórica, como se ve en el caso del Kabuki que se ha ido adaptando a los nuevos tiempos siempre manteniendo su esencia. 

Fotografía de la obra Fujimusume representada en Madrid en junio de 2018

sábado, 16 de marzo de 2019

Patrimonio cultural l Patrimonio inmaterial


Tras estas últimas entradas que servían como una breve introducción a un mundo tan amplio y complicado como es el Kabuki, es hora de hablar sobre los aspectos patrimoniales en relación con esta manifestación. Para ello es necesario empezar con algunas cuestiones básicas, que se desarrollan a continuación.

¿Qué es el patrimonio cultural?

El patrimonio cultural se compone de un conjunto de bienes muebles, inmuebles e inmateriales que hemos heredado del pasado y que hemos decidido que merece la pena proteger como parte de nuestra seña de identidad social e histórica. Estos bienes son el resultado de la obra humana.

Esta definición, extraída del Manual de Gestión del Patrimonio Cultural, se compone de varias partes que son interesantes de diseccionar. En primer lugar se habla de diferentes tipos de bienes que forman parte del patrimonio cultural. Los bienes muebles son objetos materiales que por sus dimensiones pueden ser cambiados de sitio, a diferencia de los inmuebles que hacen referencia a edificios que no se pueden cambiar de su sitio. Luego se habla de los bienes inmateriales, es decir, bienes pertenecientes a nuestras diversas culturas que no tienen materia propiamente dicha. Se trata de tradiciones orales, técnicas artesanales tradicionales, y otras manifestaciones culturales. A ello le sigue el concepto de herencia del pasado, esto habla de bienes que cuentan con una cierta antigüedad que llegan hasta nuestros días gracias al cuidado que se ha tenido con ellos a lo largo del tiempo, porque se ha decidido que son bienes que merece la pena conservar durante un largo periodo de tiempo. Se le otorga por lo tanto un valor de antigüedad e histórico, al cual se une el valor de la identidad tanto social como histórica. Por último se establece que son bienes producto de la intervención del ser humano.

Se trata de una definición bastante completa, que denota como cada bien tienen sus propias características, contando con unos valores determinados a los cuales debe tener acceso la sociedad. Por otro lado, la importancia que se da al concepto de herencia y por lo tanto preservación de estos bienes, nos indica que no son regenerables, siendo su destrucción irreversible.

En cuanto a la denominación de patrimonio cultural, se fue gestando a lo largo de muchos años aunque podemos establecer el origen o nacimiento de su sentido moderno en la ilustración. El concepto que se utilizará en estos primeros años será el de monumento antiguo o histórico, dotándole con ese valor de antigüedad. Esto se vincula con el nacimiento de la arqueología y los inicios de los que posteriormente será conocido como la historia del arte, con primeras publicaciones basadas en la historia de los estilos más que en la historia de los artistas anteriores.

En este sentido la Revolución francesa será un punto de inflexión importante en el desarrollo del concepto de patrimonio cultural, como un bien colectivo y público (derecho al disfrute de estos bienes) portador de unos valores de identidad.

Estas ideas de la Revolución francesa, vinculadas a la destrucción causada durante la misma, llevan a la concepción del monumento nacional en el siglo XIX. Sin embargo, no pierde su valoración histórica, simplemente se añade el valor de herencia colectiva e identidad de una comunidad a estos monumentos. En el caso español la concienciación acerca del patrimonio viene de nuevo de la mano de la destrucción, en este caso causada por la desamortización o los planes de renovación urbana (primero en París, posteriormente también se dan en España) e incluso la revolución industrial. Por otro lado, surgen las primeras regulaciones legislativas para la protección de estos monumentos junto con las Comisiones de Monumentos (órgano que se ocupaba de velar por la conservación de estos bienes).

En el siglo XIX destaca el movimiento del Romanticismo que empieza a valorar el arte medieval, previamente menospreciado, a su vez es esencial en el desarrollo de la idea de monumento nacional, como depositario de unos valores determinados además de ser documentos históricos importantes. En relación con la valoración del arte medieval, surge la necesidad de preservar estos bienes, lo cual irá de la mano del nacimiento de la restauración y sus dos corrientes esenciales. La primera corriente es la que se vincula con la figura de Viollet-le-Duc, quien decía que “restaurar un edificio significa restablecerlo en un grado de integridad que pudo no haber tenido jamás”. La segunda corriente representada por John Ruskin, se oponía a esta visión, basándose en que los monumentos eran organismos biológicos que tenían una vida determinada. Es decir, para Ruskin los monumentos tenían una duración de vida determinada con la cual no se debería intervenir, dejándolos morir.

Viollet-le-Duc y John Ruskin 

El siglo XX estará marcado por la destrucción causado por la primera y segunda guerra mundial, que llevan a la internacionalización de la tutela de los monumentos. En relación con esto aparece por primera vez mencionado el concepto contemporáneo de patrimonio cultural, en la Convención de la Haya de 1954, relacionada con la salvaguarda del patrimonio en caso de conflicto armado. Por otro lado, se amplia la protección más allá del monumento único a conjunto, pero también se integran los paisajes y los sitios. Se puede decir que el siglo XX tiene una gran importancia para el establecimiento del concepto, sobre todo en relación con la UNESCO que a través de varios documentos internacionales, ha aportado mucho a la conservación del patrimonio mundial.

Ejemplo de la destrucción: St. Michel en Londres

Uno de los “nuevos” patrimonios que se añade a la larga lista de protección, es el denominado patrimonio inmaterial.


¿Qué es el patrimonio inmaterial?

El Kabuki como una forma de teatro tradicional japonesa, forma parte del patrimonio inmaterial, aunque sea un arte escénico no es un objeto que se puede conservar o restaurar como en el caso de los bienes que cuentan con materia propiamente dicha. Se trata de bienes frágiles, que tienen que ver con las tradiciones orales, técnicas y rituales o fiestas, entre otros. Por lo tanto, se forma por los aspectos intangibles de las tradiciones de los pueblos, siendo su característica principal el cambio continuo, ya que si se quedan congeladas en el tiempo, acaban desapareciendo. La única forma de protección con la que cuentan estos medios es la documentación y el estudio de su historia y evolución.

Un caso interesante en el ámbito de la protección patrimonial es Japón, donde se establecen dos categorías patrimoniales únicas que son: el Tesoro Nacional y los Tesoros vivientes. El título de tesoro viviente, es otorgado a las propias personas que desarrollan algún tipo de actividad tradicional que encaja en el ámbito del patrimonio inmaterial. Es una forma de aumentar la conciencia de la existencia de estas tradiciones y la importancia de preservar las mismas.

Logo para el Patrimonio inmaterial de la humanidad, de la UNESCO


jueves, 28 de febrero de 2019

Los actores II: Maquillaje y Vestuario


Maquillaje

El maquillaje en el teatro no tiene una finalidad realista, sino que forma parte de los elementos expresivos como pueden ser el vestuario, los decorados o incluso las poses. Generalmente se trata de un maquillaje de base blanca sin líneas, en el caso de los onnagata o los jóvenes. En el caso de trazarse líneas de colores sobre el blanco, hablamos del kumadori, el maquillaje propio del aragoto mucho más expresivo. La idea detrás de este, es la de plasmar las venas que se marcan por el creciente enfado en el personaje. En cuanto a los colores de estas líneas, el más común es el uso del rojo, pero pueden usarse otros, contando cada uno de ellos con un significado simbólico.

•    Rojo: valentía, pasión, terquedad, cólera
•    Azul: calma
•    Gris: melancolía
•    Negro: tristeza o miedo, para algún villano
•    Verde: tranquilidad, además de para los espíritus malignos o fantasmas
•    Púrpura: el color de los nobles o el de la arrogancia
•    Marrón: egoísmo


Estas líneas se trazan generalmente entorno a los ojos y las mejillas, pero también podían encontrarse por el resto del cuerpo (generalmente se trata de mallas pintadas). Es posible que durante el curso de la obra los personajes cambien de maquillaje, sobre todo en el caso de las obras sewamono. Por otro lado, es interesante destacar que la aplicación del mismo lo realiza el propio actor. Es un proceso que podría decirse que forma parte de la actuación, ya que ayuda a meterse en el papel. El tipo de maquillaje que se aplica va a depender del tipo de obra y el personaje que se va a interpretar.



Vestuario

El tipo de vestuario, va a depender directamente del tipo de obra, ya que los vestuarios estarán generalmente basados en las épocas históricas que tratan sus respectivos géneros. Hay más o menos cuatro grupos a destacar, que son: obras escritas en los últimos 100 años que se centran en eventos históricos representados con exactitud, jidaimono que se realizaban en “trajes modernos”, es decir, de la época entre 1673 y 1735, sewamono y kizewamono, que cuando se crean eran obras modernas y usan vestuario similar a los que se usaban en las primeras producciones de estos géneros, y por último las obras de danza que requieren unos vestuarios especiales.

El vestuario también va a variar dependiendo, solo solo del tipo de obra, sino también del tipo de personaje interpretado. Los ropajes de los integrantes de clases sociales altas, serán mucho más ricos desde el punto de vista material además de por su colorido. Los personajes de las clases sociales más bajas pondrán ropa simple, generalmente de colores oscuros, tanto los personajes femeninos como los personajes masculinos. Los únicos personajes que siempre llevan un atuendo extravagante son: el aragoto o héroe, los otokodate y las cortesana/geishas.

Exposición de vestuario Kabuki en el Aeropuerto de Narita

Las piezas de ropa generalmente se compone de un kimono o yukata, sobre el cual se lleva una hakama (especie de falda-pantalón) y una sobrevesta. Generalmente el kimono y el hakama llega a los tobillos de los personajes, pero en el caso de representar una clase social más alta estos elementos son más largos, de tal forma que los arrastran a modo de cola. Según el estatus de cada persona, el vestuario será por lo tanto más simple y humilde o mucho más suntuoso, colorido y lujoso.

Exposición de vestuario Kabuki en el Aeropuerto de Narita

A lo largo de las obras puede haber cambios de vestuario en el propio escenario, estos generalmente se realizan con la ayuda de una persona que se conoce como Koken o Kurogo. Estas personas, visibles al público, se ocupan de ayudar en los cambios de indumentaria, colocar los trajes y vestidos de los actores, e incluso les ayudan si se les olvida el texto que tienen que decir. Suelen estar completamente vestidos de negro, sugiriendo que son invisibles.



Vemos por lo tanto como el público no asiste al Kabuki para ver obras teatrales de gran complejidad dramática, ni por ser obras de gran realismo, simplemente vienen a ver una sucesión de imágenes llamativas. En todo momento se es consciente de estar asistiendo a una obra en el teatro, que se estructura en base a varios puntos culminantes. Se trata de un espectáculo en el cual se fusiona el auditorio y el escenario, además de el actor y el público.

martes, 19 de febrero de 2019

Los actores I


El actor es el elemento más importante en esta manifestación teatral, ya que es él quien le da a la obra su significado y plasticidad. Todos los elementos del Kabuki están generados en torno al actor y su interpretación. En el periodo Edo, los actores formaban parte de la clase social inferior, junto con los guerreros, los agricultores, los artesanos y los mercaderes. Aún así, gozaban de gran popularidad entre las masas, como una forma de entretenimiento que había surgido desde el pueblo para el mismo. Tradicionalmente se trataba de un oficio que se transmitía de forma vertical, es decir, de generación en generación, siendo común la transferencia del nombre familiar. Generalmente hacían su primera apariencia en el teatro a los cinco o seis años, encargándose primero de roles “menores” hasta alcanzar un mayor dominio de las técnicas de actuación, que se aprendían por medio de la imitación.

La actuación de estos actores se basa fundamentalmente en el movimiento, los gestos y la entonación, ya que deben darle vida a la obra usando únicamente su cuerpo y su voz. En cuanto a los roles, hay varios, pero es necesario destacar los tres tipos de actuación básicos dentro del Kabuki que son: aragoto, wagoto y onnagata.

El aragoto, es un estilo que se caracteriza por el uso de movimientos exagerados y discursos dinámicos utilizado generalmente por el “héroe” de la obra. Todo alrededor del personaje que interpreta en el estilo aragoto es extravagante y grandilocuente tanto el vestuario y maquillaje (denominado kumadori), como las poses y entonaciones que realiza. Se traduce literalmente como estilo duro o brusco y no intenta ser realista en ningún aspecto.

Ichikawa Danjuroo VIII como Araiishi Otokonosuke

El wagoto, es todo lo contrario al aragoto, ya que se caracteriza por su suavidad y dulzura, además de la gracia detrás de las actuaciones. Estas características se reflejan en una representación realista del día a día y las costumbres del pueblo llano.

Bandoo Kakitsu I

Los onnagata, son actores que encarnan a los personajes femeninos, de tal forma que parezca que son mujeres de verdad. Esta tradición es la consecuencia de la prohibición de las mujeres en el teatro, debido a la prostitución generada entorno al mundo del teatro. Es uno de los papeles más difíciles de interpretar, no solo por la complejidad técnica de interpretar un papel femenino, sino también en relación con el vestuario, ya que suelen vestir kimonos y pelucas de gran peso.

Hanshiroo Iwai V como Miuraya Agemaki


Actores famosos del Kabuki.

Bandō Mitsugorō VIII (1906 – 1975): uno de los actores más respetados desde 1930 hasta su muerte, que se especializaba en el estilo aragoto. Fue designado como Tesoro Nacional Viviente en 1973.

Nakamura Jakuemon IV (1920 – 2012): actor especializado en roles de onnagata, declarado como Tesoro Nacional Viviente en 1991.

Nakamura Utaemon VI (1917 – 2001): actor famoso por su especialización en roles de onnagata, declarado como Tesoro Nacional Viviente en 1968.

Sakata Tōjūrō IV (1931 - ): papeles de personajes masculinos y femeninos, siendo famoso por su hábil interpretación en el estilo wagoto y onnagata. Empezó a actuar en el año 1941 y sigue hasta nuestro días, incluso llegó a participar en obras representadas en el extranjero. Recibe el título de Tesoro Nacional Viviente en 1994.





jueves, 10 de enero de 2019

La Música en el Kabuki


El Kabuki, como forma teatral que surge por y para el pueblo, se caracteriza por la unión de varias manifestaciones artísticas, siendo una de ellas la música. Esta es uno de los elementos que forma parte del Kabuki y quizás sea uno de los menos comprensibles en occidente, ya que la música tradicional japonesa sigue unos cánones diferentes a los que estamos acostumbrados. En todo caso, al igual que sucede con la mayoría de manifestaciones culturales, se ve influida por los cambios dentro de la sociedad. Dentro de la música del Kabuki, es necesario destacar el cambio que supuso el auge de la clase mercantil que era considerada una de las más bajas junto con la plebe. El mayor desarrollo de estos mercaderes, lleva a la creación de una cultura propia dentro de la cual también tiene cabida la música. Esto irá de la mano del espíritu nacionalista que empieza a suplantar la moda intercultural de periodos anteriores, que fijaba sus modelos sobre todo en China, hasta la llegada de la Restauración Meiji en la cual la música tradicional entrará en declive.

Dentro de éste panorama destacan los instrumentos musicales y nuevos géneros, que se desarrollan entorno a la clase mercantil, basándose en el uso del Koto, Shamisen y el Shakuhachi (posteriormente sustituido por el Kokyu) como grupo. El más destacado de estos tres, será el shamisen que precisamente es un instrumento que empieza a desarrollarse en el periodo Edo. La música de esta época seguía unas ideas filosóficas y estéticas determinadas, pero en el ámbito teatral su función era meramente la del entretenimiento y disfrute. La música del Kabuki variaba en relación con el tipo de obra y el género de la misma, pudiendo asociarse a pieza de baile o danza, servir como música de fondo, para el acompañamiento de diálogos o monólogos, o a modo de preludios o interludios que servían para la ambientación del drama que estaba por venir.

Grupo musical compuesto por Koto, Kokyu y Shamisen (de izquierda a derecha).

Las interpretaciones musicales se dividen en dos grupos: el ensamble que se sitúa a la vista en el lateral del escenario principal (De-Bayashi) pudiendo variar según el género, y el grupo a la izquierda que se encuentra oculto en una especie de habitación separada del resto por medio de una pantalla de madera (Kage-Bayashi). Dentro del primer grupo se encuentran  tres géneros conocidos como Gidayū, Tokiwazu y Kiyomoto, además de Nagauta.

El Gidayū es un tipo de narración cantada dentro del estilo jōruri, que proviene del Bunraku o teatro de marionetas. El número de músicos que interviene depende del tipo de obra, pero generalmente se habla de uno o más narradores y músicos encargados de tocar el shamisen. Esta formación se suele situar a la vista en un lateral del escenario principal sobre una plataforma, encargándose sobre todo de aquellas escenas en las cuales no hay un diálogo.

El Tokiwazu y Kiyomoto, que pueden estar ubicados en cualquiera de los laterales del escenario, acompañaban piezas de baile o danza (en algunas de estas obras, es común la presencia de grupos musicales diversos especializados en géneros determinados que se alternan a lo largo de la escenificación). Al igual que el Gidayū es una variación del estilo jōruri.

Por último el Nagauta, que se caracteriza por un estilo lírico vocal, se usa principalmente para acompañar obras de baile. Esta formación se sitúa de nuevo a la vista en el lateral del escenario principal, sobre una plataforma cubierta por tela roja. A diferencia de los otros dos géneros, éste se encuentra acompañado por un grupo musical menor denominado Hayashi, formado por flauta y varios tipos de tambores (basado en el teatro Noh). El Hayashi se sitúa en una linea paralela a la Nagauta.

Ejemplo de disposición del grupo denominado Nagauta. 

En este ámbito tiene mucha importancia la música que suena fuera del escenario, gracias a los músicos del Kage-bayashi que se encuentran en un habitáculo ocultos del público. Dentro de esta estancia se encuentran diversos tipos de instrumentos desde shamisen con sus correspondientes cantantes, instrumentos de percusión, de viento, campanas, gongs y hasta  flautas de bambú, etc. El trabajo principal de esta formación será la representación de sonidos relacionados con la ambientación de las obras, es decir, aquellos provenientes de la naturaleza (nieve, viento, truenos…) o composiciones determinadas que se vinculan a espacios (palacios, casas de Samurai, templos budistas…).

Ejemplo interior del Kuromisu donde se encuentra el grupo denominado Kage-bayashi o Geza.

La música incluye todo, no solo aquellas piezas musicales que acompañan el desarrollo de las obras teatrales sino también los sonidos que ayudan a dar plasticidad a las historias que los actores están intentando transmitir. La musicalidad propia del Kabuki es uno de los elementos que pueden resultar más complejos para el público que no está familiarizado con los cánones de la música tradicional japonesa. Esto se debe a la mentalidad y filosofía que se encuentra detrás de muchas de las artes en el país nipón, que es alcanzar la armonía entre el hombre y la naturaleza. Esto se plasma en el triunfo de la naturaleza y la sensibilidad del hombre hacia la misma, resultando en el caso de la música en un ritmo libre con estructura tripartita (JO-HA-KYŪ: introducción lenta – exposición en un tempo más claro – conclusión rápida).


Pequeño fragmento de música shamisen.


Fragmento de música Koto


Fragmento de música de la flauta shakuhachi.


Fragmento musical del kokyu.